martes, 3 de febrero de 2009

Introducción

El ser humano ha adquirido evolutivamente una cualidad única en el reino animal que, a lo largo de la historia, ha atormentado y actualmente atormenta tanto a las más como a las menos privilegiadas mentes. Hablo de la capacidad de dudar.


Dudamos sobre la muerte, la vida, el gobierno, los derechos humanos, el amor, la verdad, la realidad misma... Dudamos tanto que algunos se angustian hasta puntos extraordinarios: ¿existiré?, ¿me querrán?, ¿cuando moriré?, ¿debo hacer esto o esto otro?. Es por ello que muchos, ante la gran incertidumbre que les causa el sentir sobre ellos el inmenso peso de la duda, construyen como pueden un gran muro, no que les libre, sino que les encierre en un pequeñito rincón donde la palabra "seguridad" reina esforzándose por no dejar emerger a otra, la "ignorancia", que intenta asomar por encima del mismo. Sin embargo, no debemos preocuparnos en exceso, pues contamos con un fuerte aliado, el gran arquitecto de nuestro muro que es a la vez nuestro dueño y señor, quien nos libra de cualquier angustia que pueda surgir imponiéndonos imágenes e imitaciones burdas del mundo real que, a pesar de proporcionarnos vacío, desconsuelo, impotencia, alienación o desesperación, nos oculta amablemente todo esto bajo las consoladoras etiquetas de seguridad, comodidad, lujo, estatus, poder, distinción, etc. Hablo del gigante dictador Capitalismo, el primero cuyos súbditos no solo no muestran resistencia alguna, sino que colaboran febrilmente en la extensión del reinado; el primero que no goza de trono o palacio, pues reina en el interior de las conciencias.


Y pensaréis, ¿quién vive detrás de éste muro?, ¿seré yo?. Por si acaso mira a ver si lo tienes, pues quizá lo construíste sin ser consciente de ello guiado por el gran arquitecto que muchas veces obra con poco o nada de tu esfuerzo. Quizá cerraste los ojos a lo que realmente importa, a lo que llena los corazones de los hombres. Quizá algún día dejaste de lado el dedicar tu tiempo a las grandes metas, las del hombre pleno de Felicidad, por dedicarlo a las metas del hombre artificial, degradado y superfluo que nos impone ésta cultura que nos ahoga, en la que el Poder es nuestro Dios, el Dinero nuestra Oración y la Materia nuestro ansiado Edén.

¿Eres uno de ellos?. ¿Eres de los que se ha zambullido en un mar de actividades que no llevan a ningún lado con la excusa de "me estoy ganando la vida"?, ¿para ti eso es "ganarse la vida"?. ¿Ese precio por el que la estás vendiendo es digno de ella?, ¿la hace más plena?, ¿construyes cada día una peldaño de esa escala hacia la Felicidad o simplemente te dejas llevar por un sistema vacio, de metas espúreas que se difuminan nada más conseguirlas, haciéndote ver que hay otra mayor con la que pasará lo mismo?.


En un mundo donde el planteamiento personal de preocupaciones fundamentales del hombre pleno está degradado como secundario, sino como locura, donde se valora infinitamente más una conversación sobre como aumentar mi nivel de ingresos que otra sobre como puedo aumentar mi amor, mi felicidad lejos de lo material. En un mundo como éste donde el tiempo importante es el dedicado a engrasar el engranaje del capitalismo y el secundario, si es que se da, el dedicado a tu Felicidad, podemos todavía atisbar un acontecimiento casi milagroso, que nos hace pequeños, dependientes y nos une a todo el reino animal y vegetal: el de la respiración. De un acto como éste, tan aparentemente simple como realmente complejo, nadie, incluso los más escépticos, podrían dudar de que la existencia de la vida sin él sería imposible. Y es por ello que he querido titular así este blog, porque ante todo el relativismo que se nos impone en temas importantes, mientras reina el absolutismo de lo material, una de las pocas cosas que podemos empezar a hacer para romper el muro que se empeñan en poner delante de nosotros es sentarnos y respirar. Así posiblemente nos demos cuenta de que, igual que la totalidad de órganos del cuerpo dependen de un acto tan simple como que, antes que nada, los pulmones se llenen contínuamente de aire, quizá nuestra vida sea igual, y deba comenzar por gestos simples, pero contínuos, para que todo funcione siguiendo un patrón armónico, estable y de metas que merezcan la pena. Y al igual que el aire es la materia prima de los pulmones (sólo, además, si está formado por una serie de componentes), y si no se les alimenta de esta manera todo el cuerpo deja de funcionar, quizá no estemos alimentando nuestra vida con lo que le es propio, con lo que intrínsecamente la hace plena dentro de nuestra condición humana, que a lo largo de mis escritos voy a defender que se trata de elementos tan simples como la valoración de la sonrisa, la mirada, la ayuda o el silencio, entre otros. Si tu conciencia no está todavía muy absorbida, podrás darte cuenta de que todos ellos distan bastante de las ofertas más atractivas de nuestro sistema capitalista; estando éstos destinados, no a crear un hombre ingenuo, bobo y utópico, sino un hombre activo, luchador y revolucionario de nuestro tiempo. Y todos ellos deben estar irremediablemente unidos por "el nexo común", el único capaz de cambiar el mundo hacia un sentido pleno de libertad y felicidad. Estoy hablando del gran censurado de nuestra era: el Amor.

1 comentario:

Rocio dijo...

Para no crearse ese muro hay que tener mucha fortaleza, no física ni superflua sino interior y de gran dureza.

En ocasiones ponemos algunos cimientos de esa fortaleza, pero lamentablemente pronto olvidamos el seguir día a día en ello y el muro vuelve a emerger más fuerte si cabe.